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45 años sin Tonono

Se cumplen hoy 45 años de la muerte de Antonio Afonso, Tonono, sin duda, una de las grandes leyendas amarillas. Su prematuro adiós conmocionó al fútbol español.

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Antonio Afonso Moreno, Tonono, nació en Tenoya (Arucas), el 25 de agosto de 1943. Jugó 14 temporadas con la UD Las Palmas. Anotó 2 goles. Disputó 437 encuentros con la camiseta amarilla. Fue 22 veces internacional Su debut se produjo el 18 de febrero de 1962, Real Murcia 1-UD Las Palmas 0. Su último encuentro fue el 31 de mayo de 1975: Málaga 1-UD Las Palmas 1 (31 de mayo de 1975). 

A continuación reproducimos varios textos de Ignacio Sánchez-Acedo, recogidos en el libro "UD Las Palmas 1949-2019. Siempre Avante":


Hasta Franz Beckenbauer, mito del fútbol mundial, habló de Tonono. “Fue uno de los mejores de Europa en su puesto”, dijo el Kaiser a propósito del irrepetible futbolista de Arucas, cuya trayectoria marcó un antes y un después en la historia de la UD Las Palmas. Antonio Afonso Moreno nació para instalarse por siempre en la memoria popular. En el campo fue un líder sin igual, dotado de unas extraordinarias condiciones técnicas y tácticas. Fuera del césped, su ejemplo de fidelidad y amor a los colores, renunciando a ofertas irrechazables (Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid insistieron, puntualmente, cada verano) constituyó un ejemplo sagrado para todos. Compañeros, afición y medios de comunicación se rindieron a sus pies por el aura que le rodeaba. Era un elegido y el orgullo de todos los que compartieron vestuario y vivencias con él radica, precisamente, en haberse vinculado a su vida. Estar con Tonono ya confería un aire exclusivo. En el Insular le profesaban devoción. En el resto de campos, respeto, admiración, el suspiro de no poder tenerlo siempre. España entera aplaudió sus clases magistrales, esa precisión quirúrgica en cada maniobra con el balón que le equiparó a un reloj suizo de fiabilidad absoluta. El Omega le decían. La amplísima literatura que hay sobre él se vertebra en torno a una semántica unidireccional y que redunda en todas las cualidades que convirtieron a Tonono en orgullo e insignia del club. Formado en el fútbol callejero de Arucas, destacado desde sus primeros pasos con la pelota y con un sentido de la responsabilidad somatizado desde niño (“siempre quiso ser jugador profesional de fútbol”, recoge en Tonono, un líbero de leyenda, su biografía publicada en 2015, el periodista José Hernández), ya era un juvenil célebre cuando la UD le echó el lazo. Con 19 años debutó en Murcia, ya con excelentes críticas por parte de la prensa especializada, y tuvo hueco en el equipo nacional por más de veinte ocasiones. Innegociable para sus entrenadores, capitaneó junto a Guedes los mejores años del equipo, con el subcampeonato de Liga (1969) y las participaciones en competición europea como muestrario más reluciente, siempre como eje de la defensa, impetuoso en sus apariciones, imbatible para los adversarios con los que rivalizó. “Lo hacía todo bien”, destaca Germán Dévora. “A mí me decían, corta y se la das a Tonono, que él se encarga de lo demás”, redunda Paco Castellano. “Un fuera de serie”, en valoración de Mamé León. Un repentino y prematuro fallecimiento abrió su mito, siempre presente, incrustado en el escudo de su vida.

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Un proceso febril severo e indisposición general, a comienzos de junio de 1975, poco después de haber jugado la ida de los octavos de final de la Copa del Generalísimo ante el Málaga en La Rosaleda el 31 de mayo, aconsejó que reposara, pese a su insistencia en querer entrenarse y estar a las órdenes del entrenador Pierre Sinibaldi.

A los dos días tuvo que ser hospitalizado y, mientras sus compañeros goleaban al Real Madrid en el Insular por 4-0, con tantos de Fernández, Félix, Pepe Juan y Juani, ya se debatía entre la vida y la muerte. A las 21.45 horas del 9 de junio, el periodista Segundo Almeida confirmaba, desde los estudios de Radio Atlántico, la noticia que nadie quería escuchar. Una infección sanguínea fulminante acababa con la vida de Tonono a los 32 años. Como aconteció con Guedes, su cortejo fúnebre paralizó Gran Canaria y consternó a toda la sociedad. “Guedes era más abierto que Tonono, más retraído y reservado".

Eran compañeros en el sentido más perfecto de la palabra. Entregados, entrañables. Fue maravilloso conocerles y vivir tantas cosas con ellos. Los dos daban todo por el club y los compañeros”, recuerda Germán Dévora. “Son personas de las que uno no se puede olvidar, los recuerdo constantemente. Dos fueras de serie en todos los sentidos”, admite Paco Castellano. “Guedes era muy cariñoso, ocurrente, bromista, pero de una personalidad tremenda".

"Recuerdo que, en los viajes, cuando hacía un frío que pelaba, él se quedaba con la chaqueta y corbata de cintura para arriba y, de cintura para abajo, pantalón corto y botas. Tonono era un líder, una persona maravillosa, el sostén del equipo y del vestuario”, añade Mamé León al respecto. Ernesto Aparicio se quedó sin palabras también al versar sobre ambos: “Clase, categoría, elegancia, calidad humana y futbolística. Éramos hermanos, el vínculo era familiar de todo lo que compartimos. Fueron, son y serán únicos para todos”.