LA DIMISIÓN DE D. LUIS VALLE.
UN CABALLERO DEL DEPORTE DEJA SU CARGO EN EL CLUB.
Si se nos pidiese una definición de D. Luis Valle, en dos palabras contestaríamos con sencillez: un caballero. Nos parece que este concepto tenía en él una aplicación exacta para todos los aspectos de la vida, incluido el deportivo. Porque D. Luis Valle era el prototipo de cortés educación, de amable simpatía, de franca y limpia lealtad y bondadoso carácter.
¿Podría un hombre de estas condiciones ser entrenador de fútbol?
Esta pregunta la escuchábamos con mucha frecuencia. Tal vez fuera éste uno de los argumentos que más se empleó contra Luis Valle, achacándole falta de carácter en su cometido.
No se impone a los jugadores –se decía- porque carece de autoridad. Es demasiado bueno…
D. Luis Valle.
Pero para replicar a estas opiniones hay que haber vivido, en cierto modo, la vida de la UD Las Palmas y haber conocido de cerca la labor de D. Luis Valle desde el día que se trajo con la aquiescencia general de toda la directiva.
D. Luis Valle mantuvo dentro del club unas normas de disciplina realmente inquebrantables. Ni nadie hizo lo que quiso ni fue blando a la hora de tener que imponerse con energía. Pero, evidentemente no podía pedírsele a D. Luis que en la convivencia y el trato diario con sus muchachos impusiera el despotismo, las palabras rudas y malsonantes, los gritos de escándalo en la caseta. Él tuvo antes que nada auténtico afecto paternal para sus jugadores. Los trató siempre como un padre puede hacerlo con sus hijos. Así conquistó el cariño de todos y pudo el equipo ir exhibiendo por cualquier lugar un comportamiento inmejorable en debida obediencia al que les dirigía.
Y fueron los propios jugadores los que al saber que su entrenador les dejaba, acudieron al club con emoción sincera, a pedir que D. Luis Valle aceptase seguir dirigiéndoles.
No les era fácil hacerse a la idea de que su maestro, fuente de conocimiento y sabiduría, dejaba su cargo para siempre.
Porque por encima de todas las ceñudas críticas que de D. Luis se han hecho, presentándolo a la afición como un incapacitado, como un inútil para las funciones de entrenador, se abre paso la recta línea que él siempre llevó dentro de la UD Las Palmas, entregado fervorosamente a su misión, sintiéndola y amándola con vivo aliento deportivo, sin escamotear jamás sus obligaciones, impregnándolas en todo momento de su gran sentido de dignidad.
Fecha de socio propietario de D. Luis Valle Benítez.
D. Luis Valle, como entrenador, estuvo dotado de toda la capacidad y conocimientos necesarios para el desempeño de tan ardua misión.
Llevó por primera vez a nuestro equipo a la Primera División en el memorable partido con el CD Málaga insuflando a nuestros jugadores del espíritu y valor necesarios para alcanzar los objetivos de tan merecida gesta.
D. Luis Valle había puesto todas sus ilusiones en construir un equipo mayormente canario con algunas aportaciones de jugadores contrastados de las islas que jugaban en equipos de la península y hacer un papel digno en la División de Honor. Sin embargo, por muchas circunstancias ajenas a su propia voluntad no pudo ser. De nuevo en Segunda, D. Luis Valle trata de revalorizar al equipo convencido de su valía. Pero, he aquí que contando con la confianza del presidente y un considerable núcleo de la afición, inesperadamente, debido a la crítica malévola y sistemática de un cierto sector de la prensa, opta por dejar su puesto vacante con la elegancia que siempre había caracterizado sus acciones. D. Luis Valle desistía en seguir la preparación del equipo considerando que con ello rendía un servicio más a la entidad.
El presidente de las UD Las Palmas D. Eufemiano Fuentes Díaz notifica a la Federación Regional la dimisión del entrenador D. Luis Valle Benítez.
Carta de dimisión de D. Luis Valle dirigida al presidente de la UD Las Palmas D. Eufemiano Fuentes Díaz.
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