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Historia

Concentraciones de la UD Las Palmas

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La narración de este artículo, documentos de archivo y gráficos han sido recogidos literalmente de los volúmenes de la historia de la UD Las Palmas cuyo autor es Antonio de Armas de la Nuez.

 

LA UD LAS PALMAS SE CONCENTRA EN LA RESIDENCIA "FELUCO BELLO"

La actitud generosa que la Organización Sindical tuvo con respecto a la UD Las Palmas fue siempre encomiable. La directiva de nuestro club, enterada de las magníficas condiciones que ofrecía la Residencia de Productores "Feluco Bello", situada en el marco bucólico de Tafira Alta, no dudó en comprobar la veracidad de cuanto se había venido publicando con respecto a la misma y de confirmar las manifestaciones de jugadores que habían disfrutado allí sus vacaciones. En consecuencia, una comisión de directivos visitó al Sr. Delegado Provincial de Sindicatos, D. Cristóbal Martell Ortega y esta jerarquía seguidora de nuestro equipo representativo, no vaciló en coadyuvar, con todas las autoridades de la provincia y la afición, accediendo a la petición de la entidad.

D. Cristóbal Martell Ortega, Delegado Provincial de Sindicatos.

Por todas estas razones, los jugadores amarillos pasaron a efectuar sus concentraciones en el hermoso chalet de los productores, situado en uno de los más hermosos parajes de Tafira Alta, detrás de la Carretera del Centro.

Una vez recluidos en las instalaciones, los concentrados (entrenador, auxiliar, masajista, y jugadores) quedaron muy satisfechos de las condiciones de comodidad y de las atenciones recibidas por los mandos de la residencia. Por otra parte, la directiva consiguió, merced a la cooperación del Sr. Martell Ortega y de la Jefatura Nacional de Educación y Descanso, reducir considerablemente el presupuesto de gastos de las concentraciones.

Residencia Feluco Bello, en el Monte Lentiscal, lugar donde se concentrarían nuestros jugadores durante las temporadas 1952/53-1953/54.

Una Tafira de reminiscencias bucólicas. En la imagen, la Residencia Feluco Bello con los terrenos de cultivo. Al fondo el frondoso valle que atravesaba Tafira Alta y Baja hasta los límites de La Calzada.

 

Acuse de recibo de la Delegación Provincial de Sindicatos firmada por su delegado D. Cristóbal Martell Ortega.

 

Cartel propagandístico de la Residencia Feluco Bello. En la imagen, a la izquierda, nuestro popular medio volante Manolo Torres.

 

Estación principal de las "Guaguas de Melián", denominadas también "coches de hora" en la calle Bravo Murillo de nuestra capital.

 

Antiguos "Piratas" que transportaban a nuestros jugadores desde la sede social en la Plazoleta Luis Antúnez número uno hasta el lugar de concentración.

 

En ocasiones, nuestros jugadores eran transportados en las "Guaguas de Melián & Cía", al igual que muchos aficionados de todos los lugares de la isla.

 

 

LAS CONCENTRACIONES DE LA UD LAS PALMAS PASAN A SER EN LA RESIDENCIA DE PRODUCTORES DE LA ORGANIZACIÓN SINDICAL "FELUCO BELLO".

Las concentraciones de la UD Las Palmas en Tafira tenían lugar en la Residencia de Productores de "Educación y Descanso" debido a la gentileza del Delegado Provincial de Sindicatos Sr. Martell, que había querido aunar esfuerzos y voluntades en torno a nuestro querido equipo representativo.

Esta ayuda tenía una doble intención. Por una parte, representaba un ahorro importante para las arcas de la entidad puesto que los gastos de la concentración se limitaban sin recargo alguno. Por la otra, el emplazamiento de la residencia era ideal en cuanto a su situación  ya que por estar cerca de la carretera, permitía el fácil acceso de los vehículos, pero al mismo tiempo estaba alejada lo suficiente para evitar las visitas inoportunas a los jugadores.

A las siete de la tarde de los sábados solían subir los jugadores con el entrenador y masajista. Se les asignaban los dormitorios tratando que se turnaran con la finalidad de establecer entre ellos una corriente de camaradería, tan necesaria en todo momento.

Antes de entrar al comedor para cenar, que solía servirse a las ocho y media de la noche, los jugadores se entretenían de la forma más diversa; por ejemplo: Villar y Torres eran partidarios del dominó; Pepín y Beltrán del tenis de mesa; Macario prefería tocar la guitarra y el timple; Ricardo y Cánovas de los crucigramas; Alorda de la lectura; Juanono, de escuchar la radio; Gorrín, Beneyto, Manolete, Juan Gil, Naranjo y Gallardo preferían un partido de envite; Villota alternaba el dominó y el tenis de mesa; Nagy tenía una radio portátil y se iba a un rinconcito a escuchar sus programas favoritos; Peña se dedicaba a estudiar o a jugar a las cartas...

Después de la cena el entrenador solía reunirlos ante la pizarra para plantearles algunos de los posibles problemas que podían presentarse en el partido e iba dando lecciones individualmente y en grupos hasta cerciorarse de que todos sus muchachos le habían comprendido. Luego salían a estirarlas piernas por los alrededores  de la residencia en un ambiente  relajado y de franca camaradería, lo que facilitaba la unión de todo el colectivo de jugadores.

A eso de las once de la noche, se dirigían a sus habitaciones para acostarse.

En la mañana del domingo, desayunaban a las nueve de la mañana en la cama. Se levantaban a las diez para asistir a misa de once en la Iglesia de la Concepción de Tafira Alta, aunque en ocasiones solían ir a la Iglesia del Monte Lentiscal en la trasera del Hotel Santa Brígida. De regreso, a las doce del mediodía, almorzaban ligeramente, teniendo en cuenta que en aquellas fechas los encuentros solían celebrarse a las cuatro o cuatro y media de la tarde. Después de almorzar y hasta las dos de la tarde, el entrenador se dedicaba a charlar, uno a uno, con todos los jugadores dándoles instrucciones concretas que luego tendrían que cumplir durante el partido. A la hora señalada, dos de la tarde, llegaban los coches que habían de conducirles al Estadio Insular.

Una vez finalizado el encuentro, regresaban a la residencia, obviamente, el ánimo de los jugadores dependía del resultado del partido. Nada más llegar tomaban un zumo de naranja y a las ocho de la noche cenaban abundantemente.

Hasta la hora de acostarse solían charlar sobre los pormenores del reciente choque disputado o escuchaban la radio para enterarse de las demás confrontaciones. A las once de la noche solían regresar a sus habitaciones para dormir.

A la mañana del lunes volvían los coches a recogerles para trasladarles a la ciudad. La concentración había terminado.

 

Comunicado de la Real Balompédica Linense solicitando hotel en la zona de Tafira Alta. para el alojamiento de su expedición.

En la imagen el Hotel Los Frailes en Tafira Alta, donde la expedición de la Balompédica Linense no pudo encontrar plaza para su alojamiento.

Vista lateral del Hotel Los Frailes.

Entrada principal del Hotel Los Frailes.

El Hotel Los Frailes en Tafira Alta fue siempre un lugar elegido prefrentamente por familias británicas. En la imagen, la terraza que daba al patio interior.

Los rectores del club amarillo recomiendan a la expedición de la Balompédica Linense el Hotel La Esperanza, situado frente a la Iglesia de La Concepción en Tafira Alta. En la imagen el mencionado hotel, que había sido el primer lugar de concentración de la UD Las Palmas.

 

Hotel Cairasco en nuestra capital donde en ocasiones se hospedaba la UD Las Palmas. De igual forma fue el lugar de alojamiento de la expedición del famoso Millonarios de Bogotá.

 

En una concentración de nuestro equipo en el Hotel Cairasco, Nuestro guardameta Pepín cambiando impresiones con el periodista Pascual Calabuig.

 

El Hotel Santa Brígida sería, después de la primera temporada del club en el Hotel La Esperanza, el lugar por antonomasia de concentración de la UD Las Palmas.

 

En la instantánea, el defensa amarillo Castañares y D. José Sánchez, Delegado de Enlace del club amarillo, en el viejo surtidor de gasolina que estaba al lado de la tienda de comestible de Pepito Díaz frente al Hotel Santa Brígida.

 

En la imagen el guardameta Manolo Montes y . D. José Sánchez a la llegada del equipo al Hotel Santa Brígida.

 

Macarito ameniza la orquesta. 

Grupo de jugadores de la UD Las Palmas en una concentración en el Hotel Santa Brígida en espera del partido contra el Atlético de Bilbao. Macarito, como siempre, ameniza la orquesta.

 

Bello paraje del Monte Lentiscal frente al Hotel Santa Brígida, muy frecuentado por nuestros jugadores en sus habituales paseos.

 

Chalets en la zona Tafira Alta en la década de los cincuenta donde se pueden observar las calles aún sin asfaltar.

 

Primer Colegio Jaime Balmes, fundado por Dª Adela Santana y su hijo D. Pedro Sosa en la calle Miguel Ángel de Tafira Alta, a tiro de piedra de la Residencia Feluco Bello. Este lugar era visitado frecuentemente por los jugadores de la UD las Palmas que compartían charlas con los alumnos del centro de enseñanza.

 

Panorámica del Hotel Bandama, en Tafira Alta. Este hotel fue el lugar de concentración de la UD Las Palmas las temporadas 1960/61 y 1961/62, militando nuestro equipo en la Segunda División Nacional.

 

En reconocimiento a la figura de Andrés Ruiz Delgado.

MISIÓN DE LA CRÍTICA DEPORTIVA

POR ANDRÉS RUIZ DELGADO

 

Complejísima e ingrata tarea la de la crítica. Y de enorme responsabilidad la del crítico deportivo. Día a día, en las columnas de los periódicos se reflejan los mil matices de esta crítica que, si en todos los terrenos es difícil, más aún lo es en este caso, en que se refleja en masas, en elementos multitudinarios. De una influencia enorme, por tanto.

Dejamos sentado más arriba que la crítica deportiva es de gran responsabilidad. Esto es, precisamente, uno de sus más profundos pilares. Constatada sin lugar a dudas la repercusión extraordinaria del deporte y especialmente del fútbol, hasta constituirse ya en un ente social, he aquí, cómo el encauzamiento de todos los factores que pululan en torno a este hecho es ya tarea incluso de ciudadanía. La misión de la crítica deportiva ha de orientarse, pues, en este sentido. Ha de salirse, por ello, del terreno puramente personal, la crítica es libre, ya lo dijo Balmes, y, de este modo pueden salir al aire público diversidad de puntos individuales sobre una misma cuestión, abarcando un terreno más sólido. Quiero decir que ha de ser, ante todo, serena, objetiva y desapasionada. El crítico que la enfoca ha de guardarse hasta sus propias "reacciones" personales en el sentido particular del "yo" que siente, y transformarse necesariamente en el juez de una cosa que presencie. Es la única manera de que surja una crítica constructiva, sin personalismos, sin fobias ni filias desprovistas de partidismo.

 

Andrés Ruiz (Ziur).

Pero tal crítica ha de ser, además, valiente y decidida. Del mismo modo que una crítica personalista puede acarrear falsos espejismos y consecuencias nefastas, una crítica desprovista de razón de ser, es decir, de propia existencia y blandengue, propicia, más que al enjuiciamiento y al análisis, a la perorata vaga e inconcreta, y perjudica enormemente, trazando la diagonal de su ineficacia. Por tanto, es tan inconsecuente una crítica exagerada o personalista, como otras que carezcan de ese sentido honrado y sincero de enjuiciamiento que ya subrayamos.

La verdad antes que nada, la realidad de los hechos por encima de todo. Y ello expuesto y abordado en conceptos sencillos y claros que lleguen con diafanidad al individuo. Porque, como dirigida a masas, ha de comprenderse que hay variedades de mentes encaminadas a absorber un mismo asunto y que la crítica ha de ser asimilada a través del prisma del entendimiento particular de cada uno. Esto, por sí solo, subrayaría de modo concluyente la trascendencia, importancia y dificultad de la crítica, cuando abarca tan complejos factores, tanta diversidad de individuos y hasta de comprensiones. La influencia de la crítica para el mismo deporte es inconstatable. Ella es la que traza la pauta o la corrige. Si se ha dicho que la prensa es el cuarto poder, situado esto en el terreno puramente deportivo, hay que darle a ella la primerísima potencia. La crítica deportiva es tal vez la de más amplias resonancias, porque diariamente alcanza a millones y millones de personas, para las que el deporte está siempre en destacada actualidad. Y su esfera no tiene límites. Lo mismo llega al obrero modesto que al hombre intelectual. Basta, para comprender esto, contemplar la masa de aficionados que llenan los estadios u otros recintos deportivos.

El prestigioso redactor deportivo, Andrés Ruiz Delgado (Ziur), fallecido recientemente en nuestra ciudad, entrevistando a Satur Grech en la Residencia Feluco Bello.

He aquí por lo que todos los que ejercemos la crítica deportiva hemos de sentirnos imbuidos de una pesada responsabilidad. Nos referimos, claro es, a la crítica consciente; aquella para la que no existe otra cosa que la verdad y la realidad. Es decir, lo que es y lo que se ve.

A través de estos dos puntos ha de orientarse de un modo constructivo y eficiente tal crítica para que llegue enfocada certeramente a esa extraordinaria diana de las multitudes, de donde se proyecta luego en múltiples ecos de alcance incalculable.